Como Agua Para Chocolate - Laura Esquivel



 

¿Qué no se ha dicho ya de la fantástica y agridulce novela de Esquivel?

Su sentido de la narrativa tan sublime, enlazada con un recetario, me pareció de lo más particular. No hay duda que es una gran autora, y se ve evidenciado en la calidad de la obra, colándose entre los grandes del realismo mágico.

La historia relata la vida de Tita, nuestra jovencísima protagonista. Tita se sabe condenada a no poder gozar del amor por tener que hacerse cargo de su madre hasta que ella muera, pero no renunciará a Pedro, el amor de su vida. Pedro, amándola y queriendo estar cerca de ella, se casa con su hermana Rosaura. 

Tita se refugia en la cocina donde crea platillos mágicos, que transforman las emociones y el comportamiento a quienes los prueben, esperando así su trágico destino.

Tita a medida que avanza la historia, se rebela cada vez más contra Mamá Elena, indicando que no hay nada que anhele más que estar con su amor.

¿Qué hay más simbólico como el paso a la adultez que zamparse del agarre de una familia conservadora?

 A pesar de que el libro tiene sus años y una fama indiscutida, me decidí a darle una oportunidad cuando mi pareja propuso leérmelo. 

Que alguien más te lea se puede convertir en una experiencia un poco extraña, suele ser una actividad solitaria. 

Me remontaba, también, a escenas de mi infancia donde mi madre me leía hasta que durmiera. Pero con un twist, no es lo mismo que te lea tu madre que tu pareja, y definitivamente no es lo mismo si es “Como agua para chocolate” que sabe ser tan fogosa. El ambiente es mucho más íntimo, y si el narrador es tan bueno como el que me supo tocar a mi, es una experiencia de lo más emocionante.

Esta situación particular fue un extra que se complementaba perfectamente con la historia.


Buscando leer una novela ligera, me encontré con una joya, que a pesar de sus años y la época retratada sigue resonando con experiencias jóvenes, en busca de de libertad, identidad, de sus gustos, pasiones, y de un amor que llene cuerpo y alma. Es un excelente libro, que, al igual que una buena comida, gusta aún más si se comparte.

Lucia Di Martino

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